Después de tres días en el hospital, el viernes 5 de septiembre a eso de la una y media del mediodía nos dieron el alta. Mi cacho-herida evolucionaba muy bien y el peque estaba de cine. ¡Incluso había empezado a recuperar peso! Y eso que en esos días el pobre tuvo que pasar más hambre que el perro de un ciego porque salir, salir… hasta el último día no salía na. Ahora bien, ese viernes en cuanto empezó a notar liquidillo dijo… ¡ésta es la mía! Y hasta ahora.
Total, que con los pechos como piedras pero con el chiquitín bien enganchado nos dijeron que… ¡podíamos irnos a casa! Qué ganas, ¡por Dios! Aunque, claro, antes de irnos… tenía que pasarnos algo digno de recordar… Y es que a mi niño bonito le cambiaron los apellidos y yo, su madre del alma, no me di cuenta. Tuvo que ser mi santo esposo el que, en un ataque de lucidez, cayera en la cuenta. Y tuvo que ser él también el que se recorriera medio hospital para cambiarlo cuanto antes porque si no el niño iba a tener dos historias y, según las enfermeras, eso es un lío del copón.
Superada la gymcana (que le sirvió de preparación para los trámites coñazo de la semana siguiente), ya sí que sí: nos íbamos. Eso sí, yo con zapatillas de toalla porque mis nuevos tobillos morcillones no entraban en las sandalias de tiras tan monas que me había llevado para empezar mi nueva vida en familia. Pero… ¡qué más daba! Llevaba a mi bolita en brazos, cruzamos la puerta cristalera y… ¡a llorar!
Todo el viaje lo pasamos moqueando y llorando. Sin hablar. Yo, como iba atrás, mirando a esta cosita tan perfecta que resulta ser mi hijo y su padre cotilleando lo que podía a través del retrovisor. Llegamos a casa y, después de recorrer habitación por habitación con el enano en brazos,… ya no dejamos de sonreír. ¡Por fin éramos tres! ¡Y los tres estábamos juntos: en familia!
A por la aventura de la paternidad… 😀
La vuelta a casa con un nuevo miembro en la familia es de los momentos más bonitos y a la vez agotadores. En esos momentos estás deseando poder llegar a casa, para darte una ducha y relajarte en el sofá. Otra de las cosas que hay que tener en cuenta es tener preparada la cunita del bebé con sus sábanas limpitas y su mantita. Nos encantan estos primeros momentos de la llegada del bebé.
Enhorabuena familia! Es tan especial la llegada a casa, espero que estéis disfrutando esa estrenada paternidad. Vaya lío con el papeleo, a nosotros nos pasó en el juzgado al inscribirle se equivocaron y le pusieron solo mis apellidos, menos mal que nos dimos cuenta antes de salir. Un besazo!
Pues sí, lo de equivocarse en temas de documentación oficial es un lío… anda que no me pase noches sin dormir el año pasado por un error en el expediente matrimonial… madre mía, qué tensiones pasamos jaja. Un abrazo
Eso de cotillear a través del espejo retrovisor me suena tanto…¡hartita me tiene el papá de la bichilla por hacerlo! Que en un descuido de esos nos salimos del carril, con lo despistado que es.
Jaja, la verdad es que en este caso el padre de la criatura iba a dos por hora… es que tuvimos anécdota con la silla del coche también… lo que no nos pase!!!
Felicitaciones por que los hijos son lo mejor de la vida
¡Muchas gracias!
Enhorabuena la sensacion de ser madre es unica, y asi como veias a tu bebé lo veras siempre, nos enamoramos de estas criaturitas. Me alegro saber que esas do rayitas ya son un trío.
¡Es súper bonito! Y tienes razón… enamoraditos nos tiene a todos, en especial a mí jeje 🙂
Si te digo la verdad no me acuerdo qué es lo que hice jejeje. Sólo sé que era feliz!! Y lo de los apellidos menuda pu….. Como hay poco papeleo que hacer es lo que falta!
Un beso guapa!
Pues sí… menos mal que mi marido se dio cuenta a tiempo! Yo apunté todo en un cuadernito porque tantas emociones juntas… imposible retener todo en la memoria 😀 Un abrazo!
Qué bonito recuerdo!
Yo también lloré en el coche de camino a casa. Miraba a mi cosita en su maxicosi (sólo le veía la carita redondita, porque hacía frío) y no me lo podía creer. Y después en casa, presentación con las perras y recuerdo que sentí que aquel salón jamás había sido tan acogedor! Y ahora 6 meses después parece que la hayamos tenido con nosotros en casa desde siempre!
Un beso bonita! y gracias por compartir estos recuerdos !
Llevamos nosotros tres semanitas con él y ya pienso… ¿de verdad hace un mes esta cosita tan linda no estaba con nosotros? Así que cuando cumpla seis meses… me parece que me pasará como a ti 😀 Un beso!
Qué bonito!!! bueno lo de que cambiaran los apellidos al retoño, no…Qué sensación m´s rara cuando llegas a casa, eh???
Felicidades familia
Wrara, wrara, wrara, pero… súper emocionante! Yo creo que cuando sales del hospital es cuando realmente te das cuenta de que… ¡empieza tu nueva vida! Me tengo que poner al día con tus post, que tengo varios pendientes y no puede ser! 🙂 Un abrazo!!!
Menos mal que os disteis cuenta sino menudo lio sobre todo para inscribirle. Nosotros cuando llegamos también nos recorrimos la casa con ella en brazos 🙂 A disfrutar mucho de esta loca aventura!!!
BSsss
Jaja e íbamos diciéndole… mira, esta es tu habitación… y esto el salón… ¡vaya primerizos estamos hechos! Un beso!
¡Muchas gracias por tus palabras! La verdad es que ya está mucho más superado. Escribir la entrada me sirvió para desahogarme un poco… ¡qué bien vienen los blogs! Y Adrián hace el resto para que no tenga tiempo de pensar cosas feas. Es un solete! Muchas gracias!! Un beso!