No teníamos pensado irnos este fin de semana, pero el viernes Adrián y yo fuimos a recoger a su padre al trabajo y, antes de volver a casa, nos paramos a tomar algo en una terracita y una cosa llevó a la otra. Que si qué bueno hace, ¿no?, que si oye tienes mucho lío estos días, que si no, que si como molaría una escapada… Y… ¿por qué no nos vamos al pueblo? Y dicho y hecho.
Sí, señores, con un par de narices y una gran dosis de inconsciencia no se nos ocurrió otra cosa que IMPROVISAR el primer viaje en familia y elegir como destino un pueblo perdido de la mano de Dios en la provincia de Cuenca. Osados que somos en esta casa. La verdad es que tardamos menos de lo previsto en preparar todo y, a pesar de la falta de experiencia, se nos dió muy requetebién. Hasta los purés nos los llevamos hechos de aquí, que no era plan de ponernos con la batidora y el maldito pasapurés en la casa del pueblo.
Somos arriesgados, pero tampoco te pases, así que metimos de TODO en la bolsa del niño: bodies para un regimiento, ropa de varios grosores, cremas para pieles atópicas y no atópicas, termómetro, apiretal, pañales y más pañales… Vamos, lo típico cuando vas con niños. Y encima teniendo en cuenta que te vas a quedar en un pueblo maravilloso para descansar, pero en el que por no haber no hay ni gente. ¡Metimos hasta una gorra que estaba en un cajón ahí olvidada! Por si acaso… Para nosotros, obviamente, una bolsita con lo justo y otra con apaños ingredientes para las cenas porque si no hay gente, evidentemente no hay tiendas, ni bares, ni ná…
El viaje se nos dió muy bien, Adrián dormido la mayor parte del tiempo y entretenido conmigo y con los cantajuegos el resto (sí, YA han entrado en nuestras vidas mal que me pese). Paseamos un ratito y comprobamos que sigue habiendo estrellas en el cielo. El día siguiente nos fuimos a Cuenca, donde pasamos más caloooor. Mae mía, tanta cuesta… Hemos estado tropecientas veces, así que íbamos sin prisa por ver los monumentos, aunque como veréis en las fotos no faltó la visita a las Casas Colgadas, el puente de San Pablo y las Hoces del Huécar.
Esta zona está llena de cuestas, que tuvimos que alternar con el carrito y la mochila. Como hacía tanto calor, sacamos la gorra que habíamos metido en la bolsa y… ¡le quedaba enana! Pero bueno, cumplió su función…
Para comer recurrimos a las tapas, muy típicas en Cuenca. Sin duda, un sitio más que recomendable para tomar el aperitivo (o comer, según las rondas que toméis) es la Bodeguita de Basilio. Juzgad vosotr@s mism@s.
Por último, como aparcamos a las afueras, tuvimos la oportunidad de disfutar un poquito del campo y del río. Adrián se quedó embobado con unas piragüas que estaban por la zona y, claro, nosotros con él.
En definitiva, una escapada estupenda que nos sirvió para desconectar de Madrid y, al mismo tiempo, dejarnos más tranquilos para la Semana Santa… ¿o habremos tenido la suerte del principiante?
Para este tipo de escapadas y salidas de viaje es importante organizar con detenimiento todo lo que vas a llevar. Para ello, es importante preparar la mochila con todo lo necesario. Nosotros creemos que en estos casos es importante llevar termos resistentes para mantener la bebida y la comida tan rica como si estuviera recién hecha. Por suerte, son muchas las alternativas diferentes para elegir el termo y porta alimentos que mejor se adapte a las necesidades de cada uno.
Valientes!!! Yo nunca, nunca, he improvisado una escapada con mis enanos… Todo lo más fue un día que de una hora para otra decidimos ir a una fiesta y dejamos a Alejandro con los abuelos. Ni te digo cuánto hace de eso!!!!
Bueno, tengo que reconocer que improvisamos con tres horas de margen, jajajaja
Que buena pinta tiene la escapada, seguro que disfrutasteis un montón, a veces lo improvisado es mejor. Besos
Que bien!! Esas cosas improvisadas son las que mejor salen, yo también quiero jiji.
Por cierto me encanta el nuevo look, y sobre todo vosotros dos jiji, y si los hiciste tu aún mejor, te han quedado genial!! Un beso guapa!!
¡¡Muchísimas gracias!! La verdad es que me daba un poco de miedo improvisar un viaje con el peque, pero… ¡ha salido muy bien! Todo sea la suerte del principiante, como digo… Un besazooo