Once meses 'pegaítos' - Dos Rayitas: planes en familia

Once meses ‘pegaítos’

mi-bebe-cumple-once-mesesAyer Miniñobonito cumplió once meses y yo, si os digo la verdad, estoy todavía que no me lo creo. Por un lado, me parece mentira que haya pasado tanto tiempo desde que nació, me sorprende lo mayor que se está haciendo y casi me da un patatus cada vez que pienso que en menos de un mes mi retoño cumplirá un añito. Pero… por otro… ¿de verdad hace solo un año que está conmigo? ¿Cómo podía no estar?

Si echo la vista atrás reconozco que veo muchos más buenos momentos que malos. Noches sin dormir, ojeras y algún que otro susto es lo único que le puedo ‘recriminar’ a mi bebé, que siempre nos lo ha puesto bastante fácil. Vamos, que no es que se me haya criado solo como dice mi abuela, pero casi. Quitando las alergias que hemos descubierto recientemente, no hemos tenido más problemas que los habituales: mocos, dermatitis atópica y poco más.

En cambio, nos ha dado millones de alegrías. Adrián es un niño FELIZ, que disfruta mucho de todo y siempre tiene una sonrisa a mano (bueno, a lo mejor si no te conoce de nada y quieres cogerle no te la enseña…), cuando no una carcajada de esas que me hacen perder el poco sentío que me queda. Es también un bebé curioso y cotilla (serán los genes periodísticos, que predominan), que se gira en cuanto oye cualquier cosa e investiga todo lo que cae en su mano. Con esos ojos tan vivos y tan grandes que tiene, no se le escapa una, y desde que tiene cuatro dientecillos (las dos palas de arriba un poco separadas) tiene la clásica cara de pillo/gamberro que encandila a cualquiera. Además, no es porque sea su madre pero… es muy bonito 🙂

No obstante, es un bebé tranquilo y muy, muy, muy mimoso. Sobre todo conmigo, algo que me requetechifla, todo hay que decirlo. Yo soñaba con un niño cariñoso al que besuquear y abrazar constantemente, pero es que mi hijo ha superado todas mis expectativas. Así que yo me derrito cada vez que busca mi pecho para apoyar su cabecita, cada vez que da besos babosos o me hace pedorretas en la cara, o cuando simplemente me toquetea medio dormido hasta que da con algo de carne ‘desnuda’ que acariciar/rascar/pellizcar. El contacto físico es, para nosotros, fundamental. Y clave para solucionar cualquier llanto porque casi nunca necesita nada más.

En cuanto a las destrezas, Adrián es un niño normal, que ha hecho algunas cosas más tarde que otros y otras más pronto. Ha empezado a sentarse él solo y gatear más bien tarde, con algo más de diez meses, y de momento intenta ponerse de pie agarrándose a los muebles, pero la postura se le resiste y la mayor parte de las veces acaba de rodillas y estirando su brazo a más no poder. Además es cagoncete precavido, así que si algo no lo ve claro… no lo hace, no vaya a ser que tengamos un disgusto…

Sin embargo, el tema de la pinza digital y la coordinación ojo-mano-boca lo tiene controladísimo. Desde bien pequeño cogía trocitos pequeños para comer, pero es que ahora no hay guisante, miga de pan o granito de maíz que se le resista. También le encanta rasgar papel y hacer trocitos pequeños. A la hora de hablar pues… poca cosa. Dice ta-ta, ba-ba, la-la, bla-bla y demás sílabas, excepto pa-pa y ma-ma, que se le están resistiendo para disgustro de su padre.

Y en cuestión de complexión, ha estirado mucho. De ser un niño grande, gordo y tener patorras hemos pasado a ser un bebé grande, mofletudo pero espigaete. O sea, que está más delgado que antes y más alto. Tanto que, si no recuerdo mal, en la revisión de los diez meses el médico se quedó ojiplático al ver que medía ya 75 cm con una madre como yo, que apenas llego al 1,55. Por segunda vez en estos once meses, me dijo: ten cuidado que en la próxima visita te pasa, je, je. Muu simpático que me ha salido el doctor.

Y no sé qué más contaros de mi churumbel. Que para mí es el mejor del mundo mundial y que nunca pensé que una cosa tan pequeña pudiera hacerme tan feliz. Que me siento la persona más afortunada del mundo por haber podido compartir las 24 horas de estos once meses con él, acompañándole en sus aprendizajes y en sus avances, que son muchos cada día. Y que cada vez que pienso que dentro de un mes va a empezar en una escuela infantil se me pone un nudo en el estomágo que pa’ qué. Pero hoy no quiero ponerme triste. Vamos a aprovechar estos días que nos quedan de vacaciones en familia al máximo y los que vengan después… ¡¡pues también!!! Porque quiero que cuanto antes todos aprendamos que la vida son etapas y que lo importante es vivirlas al máximo, ¿o no?

Espero que después de este post conozcáis un poco mejor a miniñobonito, el motor de este blog y también de mi vida. Porque, aunque sueñe moñas, es verdad. ¡Te quiero, mi vida!

Un abrazo a los demás 🙂

4 comentarios en «Once meses ‘pegaítos’»

  1. ¡Me ha encantado tu entrada! Me da envidia sana 🙂 Yo estoy embarazada de 26 semanas (primeriza) y se me cae la baba de leer lo que cuentas, qué ganitas tengo de tener a mi bebé conmigo… Enhorabuena por ese retoño tan simpático y cariñoso. Un abrazo.

    Responder
    • Muchísimas gracias!! La verdad es que muy prontito podrás sentir tú misma estas cosas… Es tan maravilloso… duro a veces, pero maravilloso… es mucho más intenso de lo que puedes imaginar! Un abrazo y espero que te quedes por aquí mucho tiempo 🙂

      Responder

Deja un comentario