¡Buenos días! Qué poquito queda para las vacaciones de Semana Santa, ¿eh? Os confieso que por aquí nos hemos adelantado a los jaleos propios de estas fechas y nos hemos escapado un par de días el fin de semana pasado. La idea inicial era desconectar, pero… nada más lejos de la realidad. Ya os contaré, ya… pero os adelanto que nuestras primeras vacaciones como bipadres han sido muy, pero que muy duras 🙂 En fin, a lo que vamos… hoy os vengo a hablar de ‘La Zanahoria’, un cuento tradicional chino ilustrado por Laia Domènech que que ganó el primer premio Eva Tolrà de ilustración en 2014 y que hemos tenido la oportunidad de descubrir gracias a Boolino.
La verdad es que no me extraña que ganara ese galardón porque las ilustraciones son preciosas, divertidas y elegantes a partes iguales. A mí me han encantado, igual que la historia en sí misma. Me parece… simplemente perfecta, sobre todo para nosotros, los Occidentales, que hay algunas creencias que todavía no tenemos interiorizadas. Todo empieza con una zanahoria gigante, que aparece en la madriguera de un conejo, y una pregunta: ¿qué hacer con ella? El conejo no tiene hambre, así que ¿qué puede hacer? ¡Pues llevársela a un amigo! Ese amigo tampoco tiene hambre, así que se la lleva a otro amigo, que tampoco tiene hambre… y así hasta que la zanahoria regresa a la madriguera de nuestro amigo el conejo. Como es tarde y no sabe qué hacer con ella, decide dejarla ahí y decidirlo al día siguiente. Pero esa noche llueve mucho y, al amanecer, el sol vuelve a brillar y la naturaleza ha convertido la zanahoria gigante en muuuchas zanahorias que el pequeño conejo puede compartir con sus amigos.
Personalmente, me parece una fábula estupenda para trabajar valores como la amistad y las ventajas de compartir con los demás lo que cada uno tenemos. Pero también para ir un poquito más allá y explicar a los niños que uno recibe lo que da multiplicado por mil, algo que creo a pies juntillas. Por eso es importante sonreír, dar las gracias, alegrarse por los éxitos de los demás… Sinceramente creo que este cuento ofrece multitud de oportunidades y de aprendizajes, que pueden ayudarnos a toda la familia a ser mejores personas. Por eso me gusta tanto, ya sabéis que me encantan los cuentos con recorrido.
‘La Zanahoria’ puede gustar a los más pequeños, como Adrián, por lo tierno de sus ilustraciones. También ser una opción maravillosa para primeros lectores porque hay muy poco texto en cada página, aunque la grafía no es la más adecuada para empezar a leer. Y después para los más mayorcitos, a partir de 6 años, es ideal. De hecho, está recomendado para niños de entre 6 y 10 años, una edad estupenda para invirtarles a reflexionar sobre todos estos valores desde una perspectiva más espiritual.
Si os animáis a leerlo, podéis comprarlo aquí y contarme en los comentarios.